miércoles, 17 de mayo de 2017

"La cultura merece ser descifrada": es una tarea en el Posconflicto en Colombia

“LA CULTURA MERECE SER DESCIFRADA. SUS EXPRESIONES Y DRAMAS REQUIEREN SER INTERPRETADOS": ESE ES EL PRIMER RETO EN EL POSCONFLICTO” Germán Rey

Relatora: Claudia Constanza Pinzón Romero

El Profesor Germán Rey llegó a Popayán un día caluroso de agosto de 2016 como invitado experto y ponente central del Ministerio de Cultura. La visita de este intelectual a la ciudad Blanca hay que abonársela a los acuerdos de Paz que el estado Colombiano, bajo el mando del Presidente Juan Manuel Santos, ha concertado con el grupo guerrillero de las FARC en La Habana Cuba.



Fue invitado a disertar sobre la relación entre tres categorías de análisis y debate que, por cierto, están de moda en la política Colombiana: cultura, comunicación e innovación en el periodo del postconflicto. Estuvo vinculado con el Centro Nacional de Memoria Histórica donde dirigió el informe sobre violencia contra periodistas y comunicadores en Colombia, estudio realizado en el periodo comprendido entre 1977 y el 2015. Realizando este trabajo pudo observar los cambios en el campo de las comunicaciones, lo que generó algunas reflexiones que retomó para iniciar su disertación: “En Colombia, entre 1977 y 2015, se asesinaron 152 periodistas por razones de oficio, algunos de ellos del Valle del Cauca y Cauca. El Valle del Cauca figura entre las 5 regiones de Colombia más asoladas por la violencia contra periodistas. Además Colombia durante los últimos quince años ocupó el glorioso lugar de estar entre los diez países del mundo (no de América Latina) más peligrosos para ejercer el oficio de periodista, es decir; el ejercicio de informar al público, de animar la cultura con información útil para su vida ciudadana, es un gran riesgo en Colombia. 

Los 152 periodistas asesinados son los protagonistas del último libro que escribí y por la época en que finalizaba el trabajo se sumó a la lista el asesinato de otro periodista en Pitalito. Lo sorprendente es que de estos crímenes sólo cuatro casos han sido resueltos es decir, de 153 periodistas asesinados sólo hay 4 casos de los cuales se conocen los autores intelectuales y materiales del crimen. El caso más reciente sentenciado fue el del subdirector del Periódico La Patria de Manizales, Orlando Sierra, asesinado por un sicario cuando acababa de almorzar y se dirigía caminando al periódico, tomado de la mano de su hija; en este caso la investigación tardó 13 años y en 2016 un tribunal dictaminó que el autor intelectual del asesinato de este comunicador fue un político caldense. 2010- 2015. 

Entre el momento en que es asesinado Orlando Sierra en Manizales y el momento en que el Tribunal Superior sentencia a un político como instigador del crimen se cometieron otros nueve asesinatos cuyo fin era desviar completamente la investigación y permitir al olvido tomar el lugar de la justicia debida a la sociedad. De los 152 asesinatos de periodistas en Colombia, un 50% ha prescrito penalmente lo que quiere decir, que no se conocerá la verdad sobre los responsables pues han pasado más de 20 años desde el momento en que se produjeron los hechos. Todo este preámbulo de violencia finalmente da inicio a tres realidades que son el trasfondo del posconflicto: cultura, comunicación e innovación. Tres conceptos que deben mirarse hacia el futuro de Colombia después del acuerdo que se logre en La Habana entre el estado Colombiano y las FARC.

Lo primero es entender qué es Cultura. Clifford Geertz en su libro La Interpretación de las culturas en 1992, propone una antropología más cercana a las ciencias humanas cuya tarea principal no sea medir y clasificar sino interpretar. De esta forma, restauró el ideario de Kroeber y Boas, quienes mencionan que la cultura consiste en leer el quehacer humano como un texto y la acción simbólica como un drama en el cual se manifiesta por sí misma la capacidad humana de expresarse en una retórica autoconsciente. 


Grupo Cantaclaro del Cauca- Director Diego  María Arenas
Partiendo de lo anterior puede recordarse como dice Geertz que la cultura debe entenderse como esa red de significados poco lineal; como una tela de araña que merece ser descifrada y comprendida en su sentido más amplio. Geertz, en el primer capítulo de este libro afirma que la cultura es un documento público, un testimonio público lleno de vida, de lagunas, escrito no con fórmulas tradicionales lineales sino con comportamientos volátiles y dinámicos. Así, la mitad del libro es contextual-reflexivo y la otra mitad es un estudio del sistema religioso, donde retoma una riña de gallos, un hecho popular, para mostrar un sistema complejo, tan rico, intrincado y lleno de contradicciones.

La cultura es un hecho intrincado en actividades populares”. Para recrear este concepto el Profesor Rey recordó su tiempo de espera en el aeropuerto mientras viajaba para el Cauca. Observó a quienes lo rodeaban en el avión y después quienes lo rodeaban en el aeropuerto y vio, que en el avión los primeros que entraron y que lo saludaron, sin conocerlo, fueron unos representantes de pueblos indígenas y cuando estaba sentado en el aeropuerto observó el número significativo de personas afrocolombianas y pensó en que esta (el Cauca) es una región donde se conectan los grupos étnicos, las luchas tradicionales, los pueblos y sus reivindicaciones; un territorio de mixturas étnicas y rico en expresiones vivas de la cultura, como lo menciona Geertz. 

Es así que los tambores y marimbas propias del Cauca, no son instrumentos muertos sino instrumentos vivos, porque son expresión de tradiciones, de patrimonio inmaterial, de significado que merecen ser escuchados. Ellos (refiriéndose a una marimba y un tambor detrás de él en la tarima), aparentemente ahora están mudos, pero forman parte de una red porque esta marimba o este tambor están conectados con los modos de vida, con los sueños, con las tradiciones, con las costumbres, con todo aquello que forma parte de lo que se llama cultura. 

Por tanto,  el Cauca debe ser priorizado por su valor cultural y la cultura no puede ser la menor de las prioridades nacionales; la temática más resaltada en las planificaciones del postconflicto ha sido la cultura y por eso los actores sociales a nivel regional, local, nacional, deben exigir que esos tambores y esas marimbas que forman parte de la vida de mucha gente sean un tema prioritario en la mirada sobre el postconflicto.

Así continuó el expositor: “La segunda realidad o categoría es la comunicación. Lo primero es recordar que la comunicación no son los medios. La comunicación va mucho más allá de los medios: Se cometieron otros nueve asesinatos cuyo fin era desviar completamente la investigación y permitir al olvido tomar el lugar de la justicia debida a la sociedad es el proceso de producción, circulación y apropiación de sentidos, de significados sociales porque todos producen información, mensajes y representaciones que circulan; esas representaciones están en la cotidianidad y también en las radios comunitarias, en los periódicos grandes o pequeños, y, cada vez más, en medios digitales. Uno siempre está en proceso de aprendizaje y busca enseñar al otro de distintas formas. Barthes nos recuerda que en la interacción constante de la vida uno enseña lo que sabe, después, uno enseña lo que no sabe, y eso se llama investigar, y después, uno desaprende todo lo que sabe, y eso se llama sabiduría. Cuando uno puede desaprender todo lo que sabe, he ahí el hombre sabio. Por ahora, lo que hago es enseñar lo que más o menos sé, y trato sobre todo de enseñar lo que no sé, que es investigar. Hay entonces muchas formas de circulación y muchos bloqueos también a la circulación como matar periodistas, pues ha habido un proyecto intencionado de los narcotraficantes, de los paramilitares, de agentes del estado en estos 60 años, cada uno receloso de que la comunidad fuera informada adecuadamente y de que circularan las noticias de la mano de un comunicado. Hoy, en esos instrumentos silenciosos de la comunidad, ya empiezan a escucharse los sonidos de los tambores y los sonidos de las marimbas porque la comunidad identifica que la comunicación está por dentro, no simplemente por fuera; en las diversas expresiones de los grupos sociales hay comunicación y no solamente sumisión y obediencia. 

El tercer concepto es el de la innovación. Un concepto maltratado, desconocido, habitualmente asociado a la tecnología pero que en su trasfondo invita a pensar en lo original, en lo nuevo, en lo que transgrede, en lo instrumental, en lo que cambia, en lo que se transforma, en lo que abre caminos. Rey recuerda que en el aeropuerto de Bogotá mientras esperaba comenzó a rodar información en una pantalla. Las imágenes mostraban la evolución de la telefonía móvil y la telefonía celular, la innovación tecnológica; destacaban que la telefonía celular ha tenido una expansión más rápida y más amplia en Colombia y esto rememora el evento acerca del primer siglo colombiano sobre la cultura digital que promovió el Ministerio de la Tecnología de la Información y la Comunicación, en donde se constataba que el mobiliario tecnológico cambió en primera medida el mobiliario cultural de los colombianos: antes, todos tenían unos libros en una pequeña biblioteca, música, cd, discos, radiolas, radios, televisión; encima del televisor había una bailarina que la tía había traído, mobiliario colombiano entrañable, memorable, culturalmente significativo, incluida por supuesto la bailarina de la tía. Ahora este mobiliario ha cambiado completamente; ha aumentado el número de computadores en el hogar y el teléfono móvil se ha expandido en los estratos 1 y 2 con los niveles más altos de desarrollo y se ha dejado progresivamente la telefonía fija de tal manera que el futuro es de telefonía celular que no es solamente para hablar, sino para descargar música, para conectarse a redes, para obtener conocimiento, para tomar fotografías, para leer correos electrónicos, es decir, esta evolución cambió la economía y transformó completamente ese mobiliario de los hogares y la comunicación de los hogares. 

Es extraño entonces que se piense que la innovación consiste en cuántas tabletas se tienen, cuántas redes se crean, a cuántos dispositivos se acceden, o con cuántos datos se cuenta puesto que estas innovaciones tecnológicas son innovaciones culturales y comunicativas. Para concluir, innovación significa inteligencia colaborativa casi siempre, interactividad entre sujetos y casi siempre riesgo de futuro. Las imágenes en el aeropuerto, finalmente, son una descripción del uso del teléfono como innovación y su expansión en un tiempo muy corto, pero esto es muy breve frente a lo que ha sido la innovación y transformación de la comunicación y la cultura, Los actores sociales deben exigir que esos tambores y esas marimbas que forman parte de la vida de mucha gente sean un tema prioritario en la mirada sobre el postconflicto. situación que se debe observar con detenimiento en los tiempos y procesos de paz que vivimos. Dado que son tres asuntos fundamentales en la historia actual de Colombia, mucho mejor si no se aceptan las tres definiciones puesto que hay que reflexionar acerca de algunas repercusiones culturales y comunicativas del conflicto. 

El conflicto ha traído repercusiones de mucha índole; repercusiones económicas, repercusiones en número de vidas, repercusiones sociales en las regiones. Esto es lo que deben comprender muy bien los ciudadanos cada vez que consideran el hecho de la paz. Pero, ¿desde el punto de vista cultural y comunicativo, qué repercusiones ha traído el conflicto colombiano? Para comenzar se pueden mencionar solamente algunas. En primer lugar el conflicto ha traído miedo y silenciamiento de personas y comunidades, no solamente miedo y temor, sino el hecho cultural y comunicativo más importante que es el silencio. En segundo lugar ha traído, la ruptura violenta de la pertenencia e identidad cultural, es decir, lo que se ha roto en el fondo no es la tierra, no son las minerías, no es el comercio, lo que se ha roto es lo más profundo de una comunidad o sociedad: sus lazos de pertenencia. ¿Qué significa para un país tener seis millones de desplazados en una población de 40 millones? Una nación partida en dos. Este es el país del mundo que ha tenido el mayor número de desplazados internos en la historia reciente de la humanidad. Estos desplazados significan no solamente gente que se tiene que ir, estos desplazados significan rupturas del tejido cultural y comunicativo más profundo de la sociedad. Es decir, salir de la tierra, es salir de lo que le pertenece a la gente, es salir de la memoria de las personas y de las comunidades; es salir de la relación con los otros, con el entorno, es salir de las formas de la convivencia. 

Hace poco, las comunidades de Montes de María que fueron asoladas por la guerrilla y por paramilitares han comenzado a construir un museo itinerante con la forma de un mochuelo, que es un pájaro muy importante de la región. No es un museo estático en un edificio patrimonial con unas vitrinas que nadie puede tocar. Es un museo vivo que puede ser llevado de un pueblo a otro, que pasa por el Salado, que pasa por Montes de María, que pasa por los caños de Bolívar todo un día, es tan móvil como el porro, (claro, el porro como música). Este museo se ha hecho para contar las historias, para ver los vecinos, para ver los pueblos, para dialogar sobre los desplazamientos. Cuando la comunidad empezó a dialogar sobre cómo quería el museo, manifestó que quería en la puerta del museo una cantidad de sillas mecedoras, porque es la costumbre conversar sentados en ellas, contar historias mientras se mecen. La cultura como innovación debe ser el objeto, las bellas artes, las expresiones humanas en toda su diversidad, no sólo un dispositivo electrónico. En tercer lugar otra de las repercusiones más fuertes ha sido el sufrimiento y a la vez el desconocimiento de los pueblos y grupos étnicos de departamentos como el Cauca. En cuarto lugar está la pérdida de confianza social. En quinto lugar se encuentra la fractura del tejido comunicativo regional, porque donde hay miedo, silencio, acallamiento, y violencia se rompe el tejido de la interacción de la sociedad, que no es tejido de medios, sino el tejido de la comunicación. Hay también otras repercusiones como lo que ocurrió en las acciones contra la opinión pública por los violentos, que buscaron atemorizar y así tener una hegemonía de todo tipo: territorial, de autoridad, de respeto. Pero, sobre todo, querían cortar y controlar la opinión porque tenían un interés específico intencional: querían participar en la construcción de la opinión local, regional y nacional. 

Otra característica de estas repercusiones culturales y comunicativas del conflicto, ha sido el autoritarismo desmedido, el quiebre, la ruptura, la fractura intencional de los sentidos comunitarios. Estos son problemas que provocó el conflicto en la cultura; por supuesto, hubo persecución a artistas y muchas expresiones El conflicto ha traído miedo y silenciamiento de personas y comunidades culturales se debilitaron, la memoria patrimonial fue lacerada, pero al lado de esto, hubo también expresiones de resistencia cultural y comunicativa en el conflicto como la persistencia y prácticas de comunicación de solidaridad y denuncia, la cohesión comunitaria frente a la violencia, la recreación cultural a través de las expresiones populares o la movilización popular frente a la práctica del despojo. 

Finalmente, la cultura y la comunicación son importantes para la convivencia en el postconflicto cuando la convivencia tiene que ver con comunicación y cultura, pues ésta depende del desarrollo colectivo de nuevas formas de expresión, de comunicación, de diálogo y de significación. Por tanto, hay varias tareas a realizar:

Primero, frente a la fractura del tejido social y comunicativo, la reconstrucción de la comunicación y de la cultura como un reto: conversar más, hacer circular los significados, los argumentos, empoderar a las comunidades, descubrir los miedos. De esta forma se evitan los argumentos ligados a las significaciones y como no, a los empoderamientos que son espinosos temas no exclusivos del postconflicto.

Segundo, hay que fortalecer la calidad de la democracia local y regional desde la comunicación y la cultura. No puede haber realmente democracia si no hay fortalecimiento de la cultura y no existe una comunicación que sea de calidad si no se respeta el pluralismo donde los argumentos se fundan tanto en los que están de acuerdo como en los que están en desacuerdo, los argumentos en pro y en contra. 

Tercero, la comunicación y la cultura cualifican la participación que debe ser cada vez más amplia y extenderse a los diferentes sujetos y actores de la cultura local, regional y nacional. La comunicación debe ayudar al fortalecimiento de la ciudadanía cultural y comunicativa; un gran propósito entonces es contribuir al fortalecimiento de la ciudadanía comunicativa, es decir, que somos sujetos de derecho de comunicación y que somos sujetos de derecho culturales. Esto es una labor comunitaria en el postconflicto.

Como cuarta tarea se debe rediseñar la agenda social. El acuerdo de la paz no es la paz. ¿Qué hacen las sociedades en paz? Pues tiene unos retos, unas respuestas a sus necesidades. Se requiere establecer una relación de la comunicación y la cultura con hechos de diseño, por ejemplo: el Cauca es una región donde el problema relacionado con la tierra es complejo y por ello requiere de una política pública donde participe el ciudadano de esta región, porque la tierra tiene que ver fundamentalmente con la cultura. No hay relación con la tierra que no está mediada por una razón cultural y a veces en este país se piensa en política de tierra como repartición de tierras o construcción de un inventario y no se ven las implicaciones de comunicación cultural que se filtran. 

Quinta y sexta tarea. Agendas culturales y comunicativas específicas (y disculpen la irreverencia) lo que se pactó en La Habana en términos comunicativos y culturales es muy poquito, o dicho de otra manera, lo que se pactó en La Habana en temas comunicativos se discutía en este país en los años 70. Los medios no son un conjunto de medios tecnológicos occidentales: son un conjunto de medios fundamentalmente ciudadanos y personales. Eso hace parte de la agenda que habrá que construir. ¿Qué se entiende por comunicación y cultura en este acuerdo?, ¿cómo incluir la convivencia sin discutir sobre esos temas? La cultura puede aportar y debe aportar a la afirmación incluyente de las regiones, los territorios y las comunidades locales en este acuerdo. No es solamente hacer una vinculación entre comunicación-cultura en el postconflicto sino desarrollarlos detenida y comprometidamente. ¿Qué significa introducir en las regiones estos temas?, ¿qué significan las nuevas comprensiones de lo territorial y qué significa el protagonismo cultural y comunicativo de las comunidades locales?, ¿qué significa, por ejemplo, el discurso de la apropiación patrimonial en comunidades pequeñas?, ¿qué significan las prácticas artísticas y su promoción de las regiones?, ¿qué significa convivencia educada, interculturalidad, en regiones con una riqueza y también con un conflicto étnico? Más pluralismo en los medios y más opinión pública diversificada ayudarán en esta época del postconflicto. 

La Séptima tarea es la justicia y las garantías de reconstrucción desde la comunicación y la cultura. El problema de la verdad no es que haya tribunales aprobados por la negociación de La Habana, tribunales especiales de paz, para repartir decisiones y sentencias que tienen que ver con la justicia. Esto es fundamentalismo claro. Sin embargo, ¿qué significa la verdad desde la cultura y desde la comunicación?, ¿qué significa una comunicación de la verdad?, ¿qué significa justicia cultural? Significa que son justicias comunicativas. Las únicas garantías en los procesos de paz son las de no repetición”. 

Germán Rey finaliza la presentación diciendo: “ya no deseo escribir más libros tristes, no quiero seguir sumando asesinatos, ni secuestros, ni bloqueos de oficio, ni silenciamiento de comunicadores. Espero que en el postconflicto la gente, la cultura y la comunicación sean una construcción conjunta en este país tan martirizado por la violencia. Lamentablemente, estos temas, claves en esta etapa del postconflicto y del post-acuerdo no han sido importantes en el debate del gobierno durante estos tiempos. En resumen, hay muchas cosas por hacer frente a estos tres temas: crear una agenda nueva para el país, para la comunicación y de la cultura; fortalecer la democracia con una comunicación más pluralista, más abierta, con menos silenciamiento, más argumentativa, pero, también, con una cultura que identifique la tradición, el pasado, lo patrimonial, que se arriesgue a pensar la cultura en el nuevo mundo que se está viviendo: digital, virtual, mediático. Además, es necesario que se aumente la participación y la calidad de la participación de los ciudadanos; más pluralismo en los medios y más opinión pública diversificada ayudarán en esta época del postconflicto.”

Al finalizar la presentación el Profesor Rey responde inquietudes: Profesor Rey, usted mencionó unos retos para la comunicación y la cultura en el postconflicto. ¿Qué papel juegan las experiencias significativas de las regiones para recuperar sus propios dramas y alcanzar la visibilización y participación social? La participación de la comunidad y la sociedad es decisiva y definitiva; eso no es solamente de reuniones en La Habana o en el Palacio de Nariño. Se hace desde los territorios, desde las comunidades locales, desde las regiones puesto que son los que han sufrido los temas de la violencia y son los que también deben sacar adelante las agendas que le son propias. Por supuesto, las experiencias locales son fundamentales. Las experiencias que se tienen desde la música, la danza, las bellas artes, el deporte, en los nuevos medios, en la televisión, en las experiencias periodísticas. No es una planificación central la que aporte a la transformación o reconstrucción, este es un proceso ascendente que debe provenir de lo local, de las regiones, y mucho más para el caso de Cauca, que es una región conflictiva y riquísima culturalmente donde se genera un encuentro, un diálogo constante que teje la convivencia entre comunidades afrocolombianas, pueblos indígenas y otros grupos de habitantes de la región.

Los comunicadores ya comunicaron desde el conflicto. Ahora, ¿cómo comunicar desde la paz?, ¿cuál va a ser el papel de los periodistas? Durante años yo he estado estudiando cómo ha sido la representación que han hecho los medios de comunicación del conflicto colombiano; ahora se debe pensar en paz y aunque no soy optimista porque cuando hice el informe sobre la violencia contra periodistas uno de los asuntos que más me llamó la atención es que muchos de los crímenes contra periodistas se debieron en Colombia a la corrupción. Si no se lucha contra la corrupción creo que el peligro contra los informadores, contra los periodistas, va a continuar. No es un asunto solamente de guerrillas por supuesto es de BACRIM, es de Ya no es solamente RCN y Caracol. Hay vida más allá de estos informadores, hay mucha vida y hay que promover mucha de esa vida informativa, eso es lo importante para el país. paramilitares, es incluso de agentes del estado pero también es un fenómeno muy ligado con la corrupción. Entonces hay que repreguntarse completamente cómo informar en una sociedad que necesita reformas, en una sociedad que necesita el reconocimiento del otro, de aquellos con los que se está en desacuerdo, de aquellos que se han criticado como las guerrillas, que ahora van a pasar a ser actores civiles.

¿Qué significa el reconocimiento de ellos y qué significa cualificar la argumentación de la sociedad sobre los problemas que tiene la sociedad y no simplemente manifestar la opinión alrededor de estereotipos de ideas que no son fundamentadas como está sucediendo hoy en día con el debate público sobre el plebiscito? Va a ser muy interesante en el futuro el papel de los medios digitales. En un estudio que realicé sobre medios digitales en Colombia encontré 350 medios digitales y un año después hice la misma investigación y encontré 700. Quiere decir que por toda Colombia, desde el Putumayo hasta arriba en La Guajira, se representa en sitios web con información. ¿Cómo mejorar, como apoyar estas experiencias? No son sólo experiencias de grandes medios, ya no es solamente RCN y Caracol. Hay vida más allá de estos informadores, hay mucha vida y hay que promover mucha de esa vida informativa, eso es lo importante para el país. Pero, sinceramente, le respondo, yo creo que para la época del postconflicto hay que poner en juego lo que siempre han sido los elementos fundamentales del buen periodismo, es decir rigor, precisión, imaginación, diversidad de géneros, pluralismo. Es decir, lo que se ve en el primer semestre de periodismo; eso es lo que hay que poner en movimiento, aunque hay que ayudar con formación sobre otros aspectos que son muy propios del caso colombiano. 

La intolerancia acalló a los periodistas formales pero cuando se hace periodismo social con denuncias públicas, también el periodista es víctima de la misma comunidad, ¿será por falta de cultura? Sí. Es necesario observar los peligros, los problemas. Más que peligros para la comunicación y la información no están radicados solamente en los grupos armados que están por fuera de la ley. Podría decirse incluso que grupos que están dentro de la ley son una amenaza. También hay incomprensiones que se generan en la propia comunidad; es necesario trabajar con la comunidad la idea de que la libertad de expresión no es solamente libertad de periodistas o de empresas periodísticas, sino que esto tiene que ver con la gente misma. Ese decir, que la gente, los ciudadanos, no pueden ser ciudadanos; sino están afincados en la libertad de expresión. A veces los riesgos no están en los grandes actores sociales, sino también en el conjunto de la sociedad. Ver otras intervenciones PDF

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